17 jul 2008

Tardes


Tardes, manoseando la palabra viernes,
desenredando mi fin de semana. Tantas tardes.
Luego pasa tan rápido y no puedes verlo,
quieres tocarlo pero ya se ha ido. No lo has
visto. Y otra vez echo de menos mi ración
de vicio. Hago películas sin presupuesto,
y me duermo. Y me cuelgo en el trapecio de los
cinco días, como un murciélago de
sangre fría. Y te llamo.

Mi caballito de mar, mi desequilibrado. Me
dejaría matar por una galopada. Mi
caballito de mar, mi desequilibrado. Me
dejaría matar por ver lo que tú ves.

Enero, la cuenta empieza en el minuto cero. Miro
el horóscopo de las revistas, y me
río. Y veo cómo pasan los
años noventa. Y cómo cambian de
lugar las piezas, las fronteras. Y otra vez, echo
de menos mi ración de vicio. Hago
películas sin presupuesto, y me duermo. Y
me cuelgo en el trapecio de los cinco días,
como un murciélago de sangre fría.
Y te llamo.

Mi caballito de mar, mi desequilibrado. Me
dejaría matar por una galopada. Mi
caballito de mar, mi desequilibrado. Me
dejaría matar por ver lo que tú ves.
AMARAL

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá fuese cada viernes.

TE QUIERO.

cervinia dijo...

Te estaré esperando... eternamente